Los residentes apuntan contra Aguas de Corrientes por la falta de mantenimiento en el sistema de desagües. Aseguran que deben convivir con fuertes olores y el miedo a contraer enfermedades, como el dengue y otras transmitidas por bacterias.
Los vecinos del barrio San Roque Oeste, en el sur de la ciudad, viven literalmente entre deshechos cloacales y olores nauseabundos desde hace años. Pese a reiterados reclamos a la prestadora del servicio de agua, aseguran que no encuentran una solución de fondo. Además, temen por efectos perniciosos en la salud, ya que los líquidos ingresan a las viviendas.
Uno de los trayectos más comprometidos, de aproximadamente 150 metros, se encuentran sobre la Tafí del Valle, entre Aconquija y los Puelches. Gustavo Verón, uno de los vecinos de la zona, contó a diario época que el problema inició hace diez años con filtraciones en distintas esquinas. “Toda está agua que recorre el barrio proviene de las cloacas, es decir de los deshechos de las casas”, sostuvo.
Diario época recorrió el vecindario y observó la formación de charcos grandes de agua en las esquinas y pequeños canales por las arterias, que carecen de veredas delimitadas o cordón cuneta. Los líquidos también llegan hasta la plaza “El Timbó”, ubicada sobre los Puelches entre calle 492 y 494. Al espacio público llegan todos los días decenas de niños y adolescentes del distrito.
Pero el problema se extiende más allá de las calles y llega hasta las viviendas. “Cuando se tranca la red, todo el vecindario tiene inconvenientes. En mi caso particular, soy uno de los principales afectados ya que tengo mi terreno del fondo en un nivel muy bajo”, contó César Vallejos que hace 15 años habita en la cuadra. En los peores días, el fondo de su vivienda se llena de líquidos cloacales que emergen por las rejillas.
Hace una semana, los residentes hicieron un reclamo en masa, vía telefónica, a los operadores de Aguas de Corrientes. Sin embargo, la respuesta técnica de la empresa no arrojó resultados satisfactorios. “La solución es que realicen mantenimientos periódicos”, recalcó Verón.
Uno de los orígenes del drama, según comentarios desde Aguas de Corrientes a los vecinos, está en conexiones clandestinas de las viviendas que aún tienen letrinas. “Los tubos de desagüe de estas instalaciones son más grandes que las que se utilizan en los sanitarios convencionales. Por lo tanto, muchas personas arrojan basuras ocasionando un taponamiento en las cámaras de inspección”, explicaron.
Manos a la obra
Los residentes de la zona improvisan sus propias soluciones como el caso de Santos Salvador Nuñez, que vive en la esquina de Aconquija y Tafí del Valle. Debido a que la cantidad de agua que ingresaba a su patio creció en la última semana, decidió construir un piso de cemento que funciona como defensa ante el avance de los líquidos. “También hacemos zanjas para que corra el agua y colocamos maderas para poder atravesarlas”, dijo el hombre.
“Mil veces llamamos a Agua de Corrientes. Ellos revisan las casas particulares pero el problema es mayor, y tiene que ver con todo el sistema desagüe que está debajo del vecindario”, comentaron desde la casa de la familia Nuñez.
Los residentes especificaron que el problema puede durar entre tres y treinta días. Y si bien hay jornadas en la que los líquidos dan un respiro, las emanaciones son constantes. A la vez que generan un ambiente propicio para la formación de criaderos de mosquitos, varios vecinos terminaron contagiados con la enfermedad en el último mes. Y quienes se “salvaron” temen contraer el mal del aedes aegypti en los próximos días.